what’s going on!

El bajista no había llegado. Lo cual no quería decir que no fuera a venir. Simplemente, que no estaba. Y cuando uno no está, no se puede esperar.

Aguantar las ganas es como pedirle a un niño que te sujete un helado, como intentar ponerle diques al mar. Sin remedio a alternativa, la gente se puso a tocar. Mitad pasatiempo y mitad diversión, cuando no hay consecuencias todo fluye. Cuando nada puede salir mal, nada suele salir mal.

Cuando por fin llegó el bajo, su cara estaba colorada por la prisa, y sus ojos parecían gritar: What’s going on!

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